Al amanecer, vienen caminando
los hombres del alba.
Con su pala y azadón al hombro,
Jalando con una reata, la yunta a sus espaldas.
El rocío de la mañana,
hace que el suelo rezuma,
olor a tierra mojada.
Los hombres del alba
Llegan a la madre tierra;
La saludan y le cantan.
Piden permiso primero,
de excavar en sus entrañas.
Los hombres del alba,
Quitando abrojos preparan la tierra,
para que ella cobije
la semilla esperada.
Cuidarán de los retoños.
El sol abrirá ventanas
para calentar la tierra.
El cielo abrirá sus puertas,
Para enviarles el agua.
Los hombres del alba,
con paciencia reflejada;
al atardecer caminan, despacio, hacia su casa.
Mañana será otro día
para los hombres del alba.
Otro día, otra esperanza.
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