Anciana,
Alta, muy delgada,
vestía con faldas largas.
Vivía en un cuarto de azotea.
Por la tarde, encaminaba sus pasos
a los jardines y cines,
y de su boca salían dulces notas,
de melodías antiguas.
Su voz era hermosa,
limpia y cantarina
como corriente de un rio.
Se detenían a escucharla
y obsequiarle una moneda.
Amnesia senil fue el diagnóstico.
La autoridad la internó,
en un alberque de ancianos.
Y la Gitana seguía Canta Gitana canta,
hasta el final de sus días.
Ilustración: Fotografía de Shlag en Usplash
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