Es un milagro el despertar cada día.
Siempre al abrir los ojos lo primero que contemplan a través del enorme ventanal, en una delgada línea de luz que se va formando poco a poco en el horizonte.
Me gusta mucho ver las ramas de los árboles de mi jardín. Primero son como figuras enlutadas, después se van perfilando sus contornos en un tono café oscuro.
A medida que el sol va abriéndose camino en el cielo, los árboles van recordando sus colores: ocres los troncos en variantes tonos de café, las ramas con sus hojas de verde olivo, otras verde claro, otras se van borrando en el tiempo.
También se empieza a oír el canto de la tórtola que anuncia que el sol va llegando.
Bello amanecer y a mi vida se le va sumando minuto a minuto otro día.
¡ALELUYA!
Ilustración: Fotografía de Rose Erkul en Unsplash
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