El ejército blanco, así es llamado por que es de defensa. Esta bien organizado, la tropa se encuentra alerta, a la detección de un intruso, la orden es destruirlo.
Inmediatamente deben desplegarse para el ataque. No hay días de descanso alguno.
Ya que algunos cambian de puesto, o mueren en el cumplimiento de su deber. El comandante en jefe, debe estar enterado de cada uno de sus movimientos.
Una noche fría, con vientos huracanados, el individuo enfrentó tal embate de lluvia, que pudo sentir como llegaron algunos intrusos, queriendo apoderarse del “juerte”.
El enemigo entro en bandada y los soldados blancos entraron al ataque, el supervisor inmediatamente percibió que los intrusos venían con todo, dispuestos a ganar esta batalla.
Echando por delante a los más experimentados, aun así, pese a su resistencia y persistencia, el enemigo pudo más. Traían una estrategia superior a la conocida hasta entonces.
Rápidamente se notó como sometieron a la tropa en jefe. Y el intruso tomo posesión de la plaza. Doblegándoles y matando a muchas de ellas. No hubo más remedio que replegarse, para evitar que hubiese mas daño en el sistema.
El mal ya estaba hecho. El individuo empezó a tener escalofríos, dolor de cabeza y estornudos.
No había nada que hacer. Los virus habían ganado la batalla. Ahora el individuo sufriría las consecuencias.
Tienen un ciclo de vida y actividad hasta entonces saldrán con las patas por delante del individuo. A Luego, luego se hará un conteo de las bajas. El Equipo resguardado entra en acción, vienen con armas y protección. Se recorre el campo de batalla.
Esas guerras cada vez se recrudecen más. Por que se van mutando las unas y los otros. Unos se fortalecen y otras se debilitan. Los virus son veneno y toxinas al cuerpo.
¡!Pero, viva la República del cuerpo humano!! ¡!! Viva!!!
Ilustración: Fotografía de Museum Victoria en Unsplash
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