El tiempo es el mejor autor:
siempre encuentra el final perfecto.
Charles Chaplin
Hora de Abrir: La vida con el sol del nuevo día.
Hora de recordar: las cosas importantes que me han marcado y a las que les debo lo que soy.
Hora de crecer: Muchas experiencias en las que pongo a prueba mi inteligencia.
Hora de vivir: Lo que sé hacer y lo que me hace ser. Lo vivo con mis hijos, con mis hermanos, con mis amigas, con los alumnos.
Hora de añorar: El paso del tiempo. Un domingo en la Lagunilla, frente a las Antigüedades.
Hora de dispersarme: Viendo cualquier película de época.
Hora de divertirme: Comiendo con las amigas, cada día en una casa diferente.
Hora de ser yo: Tomo decisiones y asumo consecuencias.
Hora de pensar: El domingo en la soledad de mi habitación, todos se fueron a vivir su vida.
Hora de recrear: Cuando recapitulo sobre el lugar al que voy a trabajar cada día.
Hora de abrir las alas: Escuchar a mis a amigos escritores del Taller de Rosa Nissan
Hora de reconstruir: Escribir en el taller de Rosita el intento de una autobiografía
Hora de lavar los recuerdos: Cuando la memoria me recrea mi propia historia y veo un gran saldo de alegría.
Hora de ensanchar el horizonte: A través de los viajes a tierras que han acogido a mis amores.
Hora de agradecer: La historia de amor de padres y abuelos.
Hora de imaginar: Metida entre los cuentos infantiles que guardo en los estantes y los personajes que de allí salen relatándome mil narraciones que siempre son nuevas.
Hora de contar: Llegando hasta el 5 de mis hijos, para pasar al 13 de mis nietos
Hora de saberme amada: Al ver un petirrojo que me trae mensaje de tres de mis nietas: Isabel, Natalia y Lorena y al escuchar a mi Sebastián con un Te amo Abi.
Hora de cantar: En el coche, entre el tránsito agobiante, acompañada de Nana Mouskouri.
Hora de amar: Cada palabra dicha a mis amores: hijos, nietos hermanos y primos, amigas y tantos a los que amo.
Hora de luchar: Todos los días en el tráfico de mi ciudad y con algunos padres de familia de mis alumnos.
Hora de descubrir: Un rato cada mañana al escuchar las noticias y confrontarme con la realidad que me cimbra.
Hora de orar: Sobre cada acto de vida, hacia la naturaleza, hacia los que me identifican como yo, a Dios que me reconoce y en unión con las amigas de siempre.
Hora de cerrar: El día lleno de creatividad para soñar que todavía hay un camino por andar.
Comments