Con fe lo imposible soñar,
Al mal combatir sin temor,
Triunfar sobre el miedo invencible…
CanciónEran los años setenta, mi casa estaba llena de niños pequeños, los míos, los de mis hermanas y los de mis amigas. Viéndolos jugar, imaginaba qué sería de su vida, qué convendría ofrecerles para recorrer su camino.
Escuchar una canción de moda, el Sueño Imposible me inspiró, su poesía invitaba a la búsqueda de generosidad y servicio, “Lo imposible soñar” “Construir un mundo mejor”. Sí, pensaba, hay que dedicarnos a observar la necesidad del que nos rodea y no solo la propia, hay que reconocer que ayudar también es un logro personal.
Todo un programa de vida, sí, así El Sueño Imposible se convirtió en mi canto de guerra. En esos años la búsqueda y la razón de vida era hacer comunidad, compartir y colaborar.
El tiempo y el surgimiento de nuevas ideas como: tú tienes derechos, tú eres lo más importante, céntrate en ti, te lo mereces, fue relativizando la idea de soñar lo imposible y la juventud recreo su propia búsqueda.
No sabemos quién tenga la razón. Esta diferencia de percepción del proyecto de vida tendrá su respuesta en otros momentos, el tiempo lo dirá.
Lo que sí queda claro es que el intercambio de perspectivas tiene que mantenerse para validar una y otra visión. Las diferencias no deben separarnos sino enriquecernos.
De cualquier modo, a mí, escuchar esa canción me vuelve a estimular y me renueva la ilusión, soñar con un mundo mejor.
Tal vez no conseguí El Sueño Imposible, pero ese, mi canto de guerra, me ayudó a crear mi historia y por lo tanto a vivir.