
Esther Solano
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Carta de Amor – Esther Solano
Querido, queridísimo señor de las frutas: Cada martes vengo al tianguis solo a verlo. A apreciar su mandil blanco y su bigote tupido. Su puesto es un embrujo de colores, olores y sabores. Me mata la anticipación de saber qué frutas tendrá en su puesto.


























