Botellas en el Mar

Qué difícil sería conocer a todo aquel que cruza por nuestro día a día, no es posible, pero si podemos entrar en el mundillo de aquellos que tienen algo que ver con nuestra vida...

Para mis ojos, la luz es velocidad. Para mi piel, la luz es energía.

Me pongo a pintar yo, que soy una mujer del Renacimiento, porque así como pinto y trabajo muchos materiales también escribo, leo, curo, hablo lenguas y hago alquimia. Me encanta hacer la alquimia de los materiales, los colores, las consistencias y los menjunjes sobre una paleta desechable que no es sino una charolita que alguna vez alojó unos bisteces o unos muslos de pollo y que, ya lavada, vuelve a trabajar ahora con otra función. Como yo. Y así mezclo tonos con pastas, pig

¿Sabes Señor?  Hace mucho tiempo no platico contigo. 

Los recuerdos son esas escenas que integramos a nuestro ser, que guardamos en lo más recóndito del alma y que, ante cualquier detonador, salen a la luz y se convierten en presente.

Esperar un milagro desconocido, espectacular, fuera de lo normal, tal vez nos lleve a desconocer la posibilidad milagrosa que encontramos en lo cotidiano, en el día a día, tan cercanos a nuestra persona que parece que no les damos la condición de milagro.

Llegaron a la Nueva España con el pago de una cédula que concedía el rey de España a extranjeros que quisieran venir a vivir y trabajar en estas tierras. Ellos eran originarios de la Toscana pero habían emigrado a Sicilia para trabajar en las minas de esa región. Eran peritos mineros.   El primer Conde de Regla los contrató para venir a trabajar en sus minas. Primero llegaron a Tlalpujahua y posteriormente al estado de Hidalgo a las minas de Real del Monte. Don Rodrigo de Cas

Noviembre, todo México, por cualquier rincón, se viste de cempasúchil, se prepara para invitar a los que ya se fueron del mundo, a regresar, poniéndoles un Altar de Muertos

Sacar la basura es llevar la brizna a su lugar dejar de rebotar, desbandada contra el tabique. Ficción párvula de ti cara feliz raquítica basurero a media calle vomitando. El vertedero que dejaste, ganaste, nada nada es de nuestra incumbencia, desplegué cañones construí mundos dinamité puentes aceleré la guerra la guerra está cerca. Fútil amalgamiento. Ya sólo fui huesos, frascos quebrados envases vacíos sequedad del alma. Miles de residuos flotando en las orillas, son las pr

Soy la que soy porque llegué al lugar que me asignó el Creador.  Soy la que soy porque vine con un equipaje definido y lo he ido sacando poco a poco, año tras año, y esto hasta a mí me ha sorprendido.

Querido, queridísimo señor de las frutas: Cada martes vengo al tianguis solo a verlo. A apreciar su mandil blanco y su bigote tupido. Su puesto es un embrujo de colores, olores y sabores. Me mata la anticipación de saber qué frutas tendrá en su puesto.

CORTE A EXT. CALLE - NOCHE. Ella intenta dar un paso sin tocar el filo baja su brazo, delgado equilibrio el optimismo vuela su vestido, máscaras irreconocibles salta, descarapeladas visiones dan vuelta felicidad de aparador, paso al frente alza la pierna, se esconde escarlata de malas actitudes niña de mocos caídos forma de acercarse al búnker válvulas de escapismo burbuja que se rompe hay gusanos dentro del escaparate se termina el baile CORTE B INT. CUARTO - DÍA. Ella hipno

   ¿Cómo contemplar la vida frente al maremágnum diario del ruido, de carreras, de agobio del día a día?     ¿Cómo detener el tiempo para apreciar lo que cada día me ofrece como único porque es imposible de repetirse?

Nacidas de la tierra, viajeras en el tiempo. Melodías que ondean en el aire. Voces que acarician el oído Notas de terciopelo.   Cantos de sus ancestros que te llegan hasta el alma. Voces que nacieron en las arenas del desierto rociadas con polvo de estrellas. Ilustración: Fotografía de Keith Hardy en Unsplash

En cualquier situación hay que saber  Interpretar los silencios.     Entre plática y plática, entre conversación y conversación, entre...

Habré tenido unos siente años, cuando vi a mi mamita doblando unos “baberos”, que había mercado en la calle de la soledad, en la merced....

Cuando la niña era niña tenía la ilusión de ser grande, ahora que es muy mayor, recuerda

Lucho contra la indeterminación a golpe de pequeñas certezas: El techo sobre mi cabeza. El piso bajo mis pies.

Hoy, me hablaste, madre, y terminé preocupada. Me hablaste como te lo pedí porque ibas a ver a tu cardiólogo.   Ni buenas ni malas son...

Tierra en la que nací y en la que he construido mi historia, ninguna duda es México.