Oda a los nietos - Marichoni
- Marichoni
- Jun 5
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Los hijos de mis hijos
mi linaje en eternidad.

Si mis hijos, desde su anuncio, fueron considerados como únicos e irrepetibles y fuente inacabable de amor y pude reconocer en su persona algo de mis ancestros, mis nietos desde su aparición, me han hablado de mi linaje, he vuelto a ver en ellos un poco de mis ojos, de mi rostro, de mi estilo de responder espontáneamente en la vida, lo cual da una referencia de mi existencia que, a partir de ellos, logra una prolongación y se me revela con condición de eternidad.
Los nietos, esos personajes que despiertan todo el amor con reducción de responsabilidades, esos niños que tienen tanto de los hijos que nos quitaban el sueño porque había que cubrir infinidad de requerimientos, se convierten en fuente no solo de amor sino de juventud y renovación.
A la vista de los nietos se recobran facultades que, sin haberse perdido, se mantuvieron dormidas y se vuelve a poder correr, a subir montañas, a encantarse con cuentos de hadas y brujas, a cantar rondas y a escribir cartas para Santa Clos y los Reyes Magos.
A la vista de los nietos se vuelve a caminar bajito si ellos duermen, a hornear pasteles y a olvidar si el consumo de azúcar deja unos kilos de más, por darle a ellos un dulce, aún a escondidas de sus papás, porque lo importante es darles gusto, a pesar de ganarnos el regaño de nuestros hijos.
Se olvidan las arrugas y se vuelve a una infancia que, aunque diferente, es motivo de traer al presente aquellos juegos de antaño, esa manera de divertirnos que, por hacerlas actuales, las transmitimos en una práctica que alimenta el encuentro entre nietos y abuelos.
Cuando los hijos se van, el corazón siente cierta ambigüedad: la alegría de verlos ya crecidos de manera autónoma y de ser ellos mismos, y la tristeza de verlos partir lejos del hogar que los había cobijado por esos primeros años.
Pero cuando ellos regresan con ese diminuto ser humano de maravillosa existencia, los abuelos rejuvenecemos y recobramos nuevo sentido de vida. Renace en nosotros esa alegría y, a los ojos de los demás, a veces parecemos bobos, haciendo cuchicheos y desfiguros para ganarnos el amor de nuestros pequeños.
Si, esos nietos:
· Cobradores de cuentas de esfuerzo.
· Rejuvenecedores sin costo mayor.
· Controladores a partir de una sonrisa.
· Revitalizadores y vitamina gratuita.
· Motivadores de vida y de deseo de permanecer por y para ellos.
· Fuente de alegría con solo mirarlos.
· Desarrollo de una creatividad para entretenerlos.
· Medio para agradecerle a Dios y a la vida por la oportunidad de disfrutarlos.
· Estímulos para ponernos al día porque queremos entender su mundo.
· Sentido nuevo de vida, esperanza en el futuro y alegría por haber vivido un sinfín de cumpleaños y haberlos podido ver.
· Medio amoroso de actualización y renovación de horizontes.
· Nuevo motivo para despertar cada día porque ellos están.
· Alimento espiritual para cambiar y renovar la visión del mundo del que todavía participamos.
Yo tengo 13 que despiertan mi interés por la vida:
Una princesa inglesa, de ojos oscuros y tez de blancura como la Blanca Nieves del cuento.
Una princesa de ojos verdosos, recuerdo de aquel color de la mirada de mi padre.
Otra princesa que a sus cuatro meses lloraba si la quitaban de mis brazos, por ello para mí es un milagro.
Un nuevo príncipe desencantado porque siempre se me presenta con esa real presencia.
Otro príncipe que en cada abrazo me devuelve parte de la vida que se ha ido.
Una princesa más con una dulzura en el rostro y en su palabra que hace que yo diga: gracias.
Un príncipe, no encantado sino encantador, argumentador y adorado. Otro príncipe que conmueve por la brillantez que muestra y con esa seguridad que se siente a partir de su cercanía.
Una princesa que hace que mi corazón vibre tan solo por pensar en ella, adorada.
Otra princesa amada que tiene los ojos de mi madre en su mirada. Una princesa que, por europea, vuelve a hablar de mi linaje en ella misma lo mismo que su hermana, la que sigue diciendo, con esa belleza: un día, por estos lares estuvieron tus ancestros.
Y el que cierra la experiencia de ser abuela, el ser mágico con estrella, el que su presencia es canción de alegría y es motivo de oración de gratitud.
Los amo con todo el corazón.
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