Cinco es el número de
responsabilidad bajo
el gobierno de DiosVida y libertad, palabras incluyentes porque la vida contiene a la libertad de cualquiera de las formas que ésta se exprese, nunca es igual, en ninguno de los momentos que existen en el tiempo.
Y del tiempo quiero sacar ese largo periodo que representó dar vida, imaginar por cinco veces a esos seres que un día, al cumplir su proceso, salieron de mí, uno a uno para no equivocarnos, cada uno a su tiempo. Fueron saliendo para hablar de mí, para mostrar en cada rostro, en cada forma de pensar, en cada movimiento, algo de mi historia, pues iba yo, absurdamente, diciendo: -se parece a mi padre, no, tiene rasgos de esa abuela que hizo a mi mamá, no, piensa como ese abuelo, creador del mundo en el que me moví...
Cinco veces durante unos meses que nunca llegaron a nueve, los fui dibujando, los fui imaginando y cuando, llegado su tiempo aparecieron en escena, a ninguno lo vi como lo había dibujado, ninguno fue como los que construyeron mi historia, ni a mis padres, ni a mis abuelos, ni a mí, ni a su padre…
Empecé a ver a cada uno ser cada uno. Sin imaginarlos, más bien develándolos, descubriéndolos, convirtiéndolos en únicos e irrepetibles, pareciéndose a nadie más que a ellos mismos y amándolos de manera incondicional y absoluta.