top of page

Cómo valorar el silencio - Marichoni

En cualquier situación

hay que saber

 Interpretar los silencios.

ree

    Entre plática y plática, entre conversación y conversación, entre intercambio de ideas, de sentimientos y de páginas musicales, entre palabra y palabra, a veces siento cierta inquietud: cuál es la valía del silencio.


    Muy importante, pero hay que interpretarlo, muy valioso, pero no puede ser para siempre, muy oportuno, solo cuando dura lo preciso, lo necesario. Entonces hay que disfrutarlo, sin caer en el aislamiento.


    Nada es absoluto, ni el silencio ni el sonido y mucho menos el ruido. Demasiado silencio obstaculiza la oportunidad de la expresión, pero una constante expresión, y más si es unilateral, impide la comunicación. Y así como demasiado ruido aturde y bloquea, demasiado silencio confunde y hace que se pierdan oportunidades de compartir.

    ¿Cómo combinar el silencio con el sonido?


    La música nos ha dado suficientes ejemplos: apreciamos el sonido porque permite incorporar momentos de silencio.


    En una conversación entre amigos, el silencio favorece la escucha, permite el diálogo, esa comunicación de ida y vuelta que propicia el intercambio y el entendimiento.


    Parece que lo acertado está en el equilibrio, en el justo medio. Otra vez reconocemos que, en ese sentido de oportunidad, en ese memento adecuado, es en el que se encuentra el valor del silencio, como también lo es la oportunidad para el sonido y la participación. Cada uno con su valor agregado.


    El silencio tan valioso cuando guarda las palabras que, si salieran, confundirían, sorprenderían y en ocasiones, hasta herirían, ese silencio guardado cuando no se está seguro de lo que ocurre o de lo hay que decir, ese callar a tiempo que se convierte en valioso silencio, en correcto y en oportuno.

 

    El silencio, ese impasse que permite respirar, que propicia la reflexión, que descansa el alma por unos segundos y la prepara para percibir el sonido, la palabra, para descubrir en la expresión, la posible interrogante o el reinicio de la conversación.


    Qué alegría que contamos y apreciamos el silencio, es fuente de equilibrio para darle significado a lo que escuchamos, pero que alegría que se rompe y se vuelve al sonido, que descanso que termina para disfrutar nuevamente con la audición, de la aparición del sonido o de la palabra.


    Gracias al sonido y a la palabra, gracias al silencio que se vuelve su intermediario.



Ilustración: Fotografía de Kristina Flour en Unsplash

Comments


Post: Blog2_Post
  • Instagram
  • Twitter
  • Facebook

©2021 Botellas en el mar. Wix.com

bottom of page