Uno no escoge el paÃs
donde nacer, pero ama
el paÃs en el que ha nacido.
Gioconda Belli
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   Una cosa es escoger y otra es aceptar lo que no elegimos. Escoger parece ser un acto de libertad, sin embargo, la capacidad de escoger reflexionando lo que se elige entre varias posibilidades, buscando la mejor opción, es algo que se puede aprender.
   Desde las primeras elecciones que hago: a qué juego, que ropa me pongo o cómo me peino, lo hago con libertad, como una decisión personal y a veces unilateral porque me impacta solo a mÃ. Pero analizar los efectos de lo que elijo, su trascendencia y su efecto también en los que me rodean me da cierta pauta para escoger.
   Es real que hay cosas que no elegimos, como dice Gioconda Belli, no escogemos el paÃs donde nacer, pero sà escogemos amarlo.
   No escogemos a los padres que nos propician la vida porque fueron ellos los que nos eligieron, no escogemos el tiempo en el que venimos al mundo, es parte de nuestras circunstancias, ni siquiera escogemos el nombre con el que se nos reconoce, pero sà podemos elegir amar y agradecer a nuestros padres por la vida recibida y adueñarnos de nosotros mismos como únicos e irrepetibles con nombre y apellido.
   El ser parte de una historia, con un tiempo especÃfico y determinadas caracterÃsticas, no lo escogemos, lo asumimos y lo aceptamos. Y como el tiempo marca la vida, delimita formas y creencias, plantea modelos de relación y nos abre a la responsabilidad, esa parte de la historia que nos toca se convierte en condición para responder escogiendo o asumiendo, según sea el caso.
       Escogemos a nuestros amigos y lo hacemos en libertad, mas no elegimos a nuestros hermanos, pero sà podemos escoger ser amigo de nuestros hermanos o hermanarnos con nuestros amigos.
   No escogemos el color de nuestra piel ni el tamaño de nuestros ojos, pero escogemos sonreÃrle a los demás o mostrarles desprecio.
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  No escogemos nuestra estatura, pero podemos aspirar siempre a lograr metas cada vez más alta poniendo en juego la voluntad.
   No escogemos a la familia que nos cobija, pero si podemos elegir conocerlos a fondo, aceptarlos y amarlos porque compartimos y coincidimos en tiempo y espacio.
   Reconozco el compromiso que conlleva lo que elijo y reflexiono sobre el significado de mi elección, asà lo afirmo o lo rechazo porque soy consciente que vivo entre otros. A algunos los elijo, otros son parte de mà realidad y los acepto.
   Por ello aprendo a escoger cómo vivir con lo que me toca aceptar.
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