
Templo certidumbre emergido de astillas litúrgicas.
El cielo, en su delirio, teje el pórtico,
construyendo la vida por sus vértices.
Iglesia erguida sobre un pantano:
humanidad herida en sus orígenes: el mestizaje de la materia y el espíritu.
Muros disueltos en púrpura sangre
heraldos replicantes del fuego del infierno
y del martirio punzante de la cruz:
presentido, insinuado, distante.
Fábula de carnes desgarradas y espinas.
Almas migrantes y transmutadas.
Las torres simulan su volumen en la erosión de la forma
realidad dispersa en fragmentos –cristales: nervadura.
El pincel golpetea los espejos
El rostro del espejo es la sombra fugaz de la mirada,
trazo de sal en cada mueca,
títeres pendiendo de hilos negros.
La pirámide de luz es una farsa de imágenes
donde los ángulos juegan a las máscaras.
Traspasarás el pórtico sólo para entrar en el remolino de las revelaciones.
El centro de la tierra ígneo y feral
La cúpula afirma su tono apocalíptico
porque apunta al cielo y no lo toca
Púrpura sacrificio de agua y tierra;
la forma como rastro imposible.
Triángulo nebuloso.
Cómo es la luz en que se liberan las heridas
La sangre y la madera –fusión de oscuridad-
Triángulo de venganza.
Levadura para el barro que se quiebra
Crepúsculo: quebranto del morado.
Heyyy que alegría iniciar este lunes limpiecito, cielo azul y sol contento con la inauguración de este espacio. Que tengan buen camino, muchos lectores y larga vida. Buen texto Adriana. Abrazos fraternos.😍