
Verdad: Los milagros no existen
Nadie baja de peso comiendo conchas rellenas de nata
No existen unas tijeras que corten a la perfección madera, metal, cabello y seda
No es posible llegar en “un ratito” a ninguna parte en la CDMX
Cinco minutos nunca duran más de 300 segundos
No existe la teletransportación
El refrigerador no se llena solo
Los platos sucios no se lavan a si mismos
El respeto no se impone
La inspiración no llega
El amor no desaparece de un momento a otro
Las calabazas no se transforman en carrozas
Los sapos no se convierten en príncipes azules
No existen los mosquitos bilingües
Verdad: Los milagros existen
Vivimos en el tercer planeta de una estrella promedio, en un universo inmenso
Nuestro compañero de banca es uno entre siete mil novecientos millones de personas
Sin el mínimo conocimiento de anatomía, una mujer gesta un ser humano en nueve meses (o menos)
La mano de un recién nacido tiene cinco dedos, cada uno coronado por una pequeñísima y perfecta uña
No es necesario ver para percibir la belleza
Un monstruo puede ser hermoso
Un niño, aún viajando en el techo de un tren en movimiento, es capaz de ser un niño
Una lata puede transformase en un balón perfecto
Dos chiquillas convierten un patio terregoso en un teatro
Un muchacho puede salir (casi) ileso de un accidente
La mirada correcta entre un hombre y una mujer convoca la eternidad
Cada rincón de la tierra está infectado por el germen de la vida
Tú y yo estamos hechos de polvo de estrellas
Entre ambas verdades sucede el más grande milagro: la vida entera.
Ilustración: fotografía de Liv en Unsplash
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