Mi lengua santifica tus rincones.
La liturgia de pieles se celebra.
Justo en el espacio de tu ombligo, rezo.
-la revelación parece ya cercana-
trasciendo las fronteras donde sólo soy yo.
Estás en mí, mezclado en mi saliva.
Afirmo mi poder mientras te como.
El bautismo salado ha derrumbado el muro que cerca el paraíso.
Caes como el diablo;
la tierra se abrirá para tragarte.
Ilustración: Hilda Palafox
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