Se acercan las vacaciones - Marichoni
- Marichoni
- Jul 31
- 2 min read
El trabajo llena el bolsillo,
Las vacaciones llenan el alma.

Vacaciones, una palabra que siempre hace surgir una sonrisa a chicos y grandes.
La sola idea de las vacaciones cambia nuestro ánimo y nos hace mostrar gran alegría y entusiasmo.
Pero la experiencia de reconocer los opuestos nos permite valorar unos y otros, en este caso, las vacaciones y el trabajo, así tenemos que las vacaciones adquieren sentido ya que son un tiempo diferente a los días que laboramos, Por ese solo hecho las consideramos importantes. Y yo me pregunto ¿qué sería si las vacaciones fueran una constante? ¿serían tan apreciadas y tan esperadas?
El trabajo es el tiempo en el que ponemos en juego el esfuerzo y nuestro conocimiento para realizarlo, es lo que hacemos en el día a día y por el que, generalmente, recibimos una remuneración en dinero. Esto hace que parezca un opuesto a las vacaciones. Pero ¿podría existir uno sin el otro? Me parece que no.
Las vacaciones son la oportunidad para soltar la tensión y dejar por un rato el estrés, cambiar de aire y de espacio, para aligerar la disciplina y centrarse en la familia, para mirar dentro de nosotros mismos y desafanarnos de responsabilidades, para hacer lo que dejamos es espera y recuperar las fuerzas, para revisar nuestro compromiso antes de volver a asumirlo, para descansar y no hacer nada, para leer el libro que, por cansancio, guardamos en el cajón y, ahora que estamos de vacaciones, puedo ponerlo en mis manos.
Es tiempo propicio para pensar cómo podemos hacer mejor el trabajo cuando estemos de regreso, es oportunidad para conocer ese lugar anhelado, con la mente en modo serenidad.
Las vacaciones también son para vivir una experiencia de justicia, y poder ver a quienes teníamos medio olvidados por no contar con el tiempo suficiente, nos proponen un espacio para aprender algo nuevo y para ordenar lo que la prisa dejo desordenado, para cambiar de rutina por unos cuantos días y, hasta para añorar la obligación del trabajo y abrazarlo con entusiasmo y energía, cuando volvamos a realizarlo, para comprobar que puedo lo que quiero y que quiero lo que tengo y para pensar en lo que he soñado y no he alcanzado.
Sí, bienvenidas las vacaciones, mientras no sean para siempre. Las disfruto y las aprecio. Y en la misma vivencia, valoro el trabajo, lo bendigo y lo agradezco, lo cuido y lo valoro, es medio de hacer mi aportación al mundo y, además, porque si no hubiera este contraste, tal vez ninguno sería tan apreciado.
Ilustración: Fotografía de Link Hoang en Unsplash
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