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Vivir en prosa o en verso - Marichoni

Porque la poesía es estímulo y

curación, hay que incluirla en la vida.


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    Prosa es nuestra forma de comunicación cotidiana, es la manera como día a día utilizamos el lenguaje, es la forma coloquial de nuestro hablar con quienes nos rodean, es el cómo intercambiamos mensajes, desde un saludo hasta asuntos de importancia trascendente.

 

    En contraste, la poesía es ese género literario en el que se busca la belleza de las palabras, la armonía, la sonoridad, y a veces la rima y el ritmo, para expresar lo que se desea comunicar y que solo de manera formal creo que se puede utilizar.

 

    Pareciera que por usar un estilo se deja del lado al otro en nuestra comunicación. Y es así porque le damos solo un sentido literal y estricto a las palabras, pero ¿cuántas veces entremezclamos esas dos formas y la comunicación en prosa adquiere un sello de poesía?

 

    Ese: buenos días rutinario si lo pronunciamos con poesía, convierte el día en eso, en un buen día, a diferencia de cuando lo digo por decirlo, y tal vez me encuentre con una fría respuesta tal como: qué tienen de buenos.

 

    Pero, qué pasaría si convierto lo prosaico, es decir, lo que se dice en prosa, en poesía y hago aflorar lo que comunico y lo expreso desde el corazón. Por ejemplo: poesía está en la amabilidad de mi decir y en el tono de mi decir, está en la comunicación de un sentimiento: te quiero muchísimo… tengo el corazón medio roto… cuánto te extrañé…

 

    Puedo utilizar la poesía cuando ofrezco aceptación, aún en la opinión que percibo como divergente, y es poético porque la poesía es un acto de libertad. O cuando al dar un abrazo de despedida, a ese adiós lo acompaño con lágrimas en los ojos que la sinceridad hace brotar, lo hago con poesía.

   

    Cuando ofrezco mis convicciones y las comunico con argumentos firmes y comprobables, y doy paso a una posible discusión, puedo hacerlo como una acción revestida de poesía o puedo cortar la comunicación.

 

    También pongo poesía cuando relato la película que me impresionó y ofrezco los detalles que me la hicieron inolvidable, cuando veo un cuadro y surge espontáneamente una expresión: que hermosura, generalmente lo hago en forma poética, o cuando les digo a mis amores lo mucho que los amo, se los ofrezco con poesía y, cuando alguien me lo dice a mí, se me revela poéticamente y me pone en alto el corazón.

 

    Cuando hablo con las amigas y nos reímos y lloramos juntas, cuando compartimos nuestras experiencias, aunque sea en la simplicidad de nuestras vidas, eso también es poesía.

   

    Cuando hago oración la digo y con todo fervor, es poética porque es curativa, porque levanta el alma y renueva la esperanza.

 

    Sí pienso en lo rutinario, en esos hechos prosaicos que realizo cada día y los valoro como vivencias de vida que no se repiten aunque parezcan semejantes, si los asumo como únicos porque nunca serán los mismos, tal vez los pueda revestir de poesía, si canto cuando la ansiedad de un tráfico imposible de evitar, me abruma,  es posible que descubra la poesía en ese difícil momento, o cuando, aunque me sienta cansada, preparo los alimentos, que son la  fuentes de energía para los que amo, y se los presento con alegría y belleza, los convierto en poesía, si le digo gracias al empleado que llenó el tanque de mi coche, y le sonrío, tal vez su acción tan rutinaria se cubra de poesía.

 

    La vida es poesía, aunque las dificultades y el dolor sean una parte del diario vivir.

 

    Rodearnos de poesía, de poetas, de música, puede que nos dé unas buenas vitaminas de felicidad y alegría y nos permita convertir los cotidiano, lo rutinario o lo prosaico en poesía y nos haga más fácil lo difícil y, por lo tanto, mi vida se llene de belleza.



Ilustración: Fotografía en Unsplash de Aromateec

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