“Para todas aquellas mujeres que han superado la violencia”.
Oaxaca de Juárez a 25 de noviembre de 2021.
Querido abuelo:
Nunca me dijiste de esa costumbre istmeña y tal vez de otros pueblos tan salvaje (me lo parece ahora).
Solo recuerdo que un día sonaron cohetes, compraron flores rojas y abuela usó su enagua con flores rojas y su huipil, y dijo “vamos a ver a la novia” y nos fuimos, tú ya te habías ido a ayudar a hacer las coronas de flores rojas para las señoras, las niñas solo íbamos a acompañar a las grandes para que bailaran “behua shiñaa” o sea “huachinango rojo” un son especial, tocado por la banda musical.
En ese entonces yo no sabía que había que comprobar que eras virgen, “virgen” solo era la imagen que abuela tenía en casa, ninguna referencia a otra cosa, comprobar no se a quién o a quiénes, pero si puedo entender que era algo traumático para la novia o tal vez también para el novio, en caso de ser la primera vez de ese encuentro íntimo pues tenía que ser en presencia de muchas personas que esperaban un pañuelo blanco manchado de sangre como prueba para después hacer fiesta.
En un catre estaba la novia acostada en sábanas blancas, tapada con otra sábana igual de blanca, rodeada de flores rojas, rosas, tulipanes que son un símbolo, que hasta apenas he logrado entender; sin embargo, la tradición aún sigue. Esto que cuento es posterior al rapto; mi abuela y mi mamá fueron raptadas, yo como me fui lejos creo que rompí con esa costumbre porque no me casé con un teco.
La novia de ahora en adelante debe quedarse en la casa del novio para ser la nuera de la familia. La fiesta acaba y abuela y yo nos vamos a casa, recuerdo que ella solo suspiraba sin decirme nada, yo tan solo tenía 8 años, recuerdo ver una corona de flores rojas marchitas. Espero que el corazón de la novia no se haya marchitado e ido a la basura junto con una corona de flores y una costumbre antigua.
Se despide de ti, con mucho cariño y reflexionando sobre estas tradiciones del pasado.
Lupita
Tu nieta favorita.