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Carta de Amor – Esther Solano

“Todas las cartas de amor son ridículas”

Fernando Pessoa

 

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Querido, queridísimo señor de las frutas:


Cada martes vengo al tianguis solo a verlo. A apreciar su mandil blanco y su bigote tupido.


Su puesto es un embrujo de colores, olores y sabores. Me mata la anticipación de saber qué frutas tendrá en su puesto.


¿Habrá mandarinas? Me pregunto desde la noche del domingo, desde el amanecer del lunes, incluso desde el atardecer del martes anterior. Las imagino con su piel lustrosa y color naranja intenso, en realidad de un hermoso color mandarina.


Las imagino jugosas, lo sabré cuando reciba de sus manos implacables el regalo de los gajos de prueba que habrá arrancado usted a la fruta desnuda de su gruesa cáscara, finalmente lo sabré.


Lo que sí sé es que los acompañará su voz ronca llamándome “güerita” o “reina”. Sí quiero ser su reina, la que alimente de ciruelas y duraznos elegidos por usted.


Quiero ser la reina de ese cielo hecho de retazos de plásticos multicolor. Verde, rojo intenso, escarlata brillante, amarillo, púrpura.


Quiero ser su reina, porque eso significa que usted aceptaría ser mi rey.


Espero con impaciencia que sea el próximo martes y que me traiga guanábanas de semillas lúbricas y carne fibrosa dentro de ese caparazón de reptil prehistórico, guanábana solo para mí.


Hasta entonces, completamente suya,


La Marchanta



Ilustración: Fotografía de Hong Feng en Unsplash

 

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