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Domar, ser domada - Anne Labrousse

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Tener un hijo es tener todos los hijos del mundo.

 

Los caballos salvajes de Anatolia

Tremenda violencia

Toda la gente del mundo domada o a punto de ser domada

De ser domada porque así funciona

Porque siempre, desde el principio del mundo, se ha hecho así

 

Domador, domado, domada

No puedo. Ni uno, ni el otro.

Soy alérgica. Tampoco entiendo el porqué.

 

A ver ¿Quién me quiso domar?

Durante muchos años, fueron las monjas

Quienes a la fuerza tuve que frecuentar.

 

Doblarte, romperte, humillarte

Eso pretendían , intentaban las monjas

 

Me daban miedo. Me hicieron sufrir.

 Mucho.

 

Pasé horas y horas en la escuela,

de rodillas en el piso sobre una regla de metal o de madera.

A veces, tres o cuatro horas seguidas.

Al día siguiente, volvíamos a empezar.

 

A veces, esas sesiones de tortura tomaban lugar en el mismo salón de clase, a la vista de todas.

 

Otras veces, en la oficina de la madre superior.

Ella, envuelta de negro, sentada en su escritorio.

Entraban y salían monjas.

 

Yo tenia que seguir de rodillas

Sin moverme

Cabizbaja

 

Jamás cedí

Jamás di señales de cansancio

Pero las odiaba

Y hoy, no tengo religión.

 

No me doblaba porque no podía

No lo tenia en mi

No lo entendía

Y lo que no entendía, no lo hacia

 

Las odié

Procuré que me expulsaran de la escuela

En la siguiente escuela, no asistí

Me salí de la casa

Estudié sola de ahí en adelante

 

El bachillerato, lo hice en candidata libre

Y fui aceptada

Logré tener suficientes puntos

Gracias al examen de filosofía

Para entrar a la universidad

 

Los viajes siguieron

Los amores

Uno me quiso doblar

Romper, forzar.

Hasta me quiso matar.

 

No entendí

No entendí nada

No sabía lo que quería

Y, seguramente,

Lo que quería

No se lo podía dar

 

Gritos en la noche,

Huida en una carrera de locura

Sangre en la cara

El precipicio de un lado

Un miedo espantoso

Las tripas hechas trizas.

Una costilla rota

 

Un costo terrible

Y, al final,

La libertad

La libertad en toda su increíble soledad.



Ilustración: Fotografía de Fabian Burghart en Unsplash

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