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Gratitud - Marichoni

Gratitud para demostrar justicia y amor.

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    Sí, aunque parece casi lo mismo, hay pequeñas diferencias entre decir gracias y sentir gratitud.


    Por supuesto que dar gracias son dos palabras mágicas, abren puertas, devuelven el sentido al esfuerzo y cualquiera siente la alegría del reconocimiento porque en la acción de darlas llevan el significado.


    Sin embargo, ahora quiero revisar lo que me mueve a la gratitud y tratando de enumerar, me doy cuenta que hay un sinfín de personas y experiencias que requieren de mi gratitud, solo quiero mención en este ejercicio de fin de año a:


    Ale, la madre de mis tres hermosuras, por su entereza, su cercanía y por la simplicidad con la que se integra a un mundo que va más allá de lo que ella eligió, integrando a todo aquel que, por génesis común, a ella mi gratitud con inmenso cariño.


    A Gaby, por su diaria oración en común, porque no solo asume la extensión de esa génesis sino se atreve, a pesar de todo, a compartir una identidad nacional, sin dejar la propia que ahora adquiere para todos lo que ahora ella llama suyos, mi gratitud y mi inmenso cariño.


    A Juan por ofrecerles ese amor a esas tres mujeres por las que ya di las gracias, y que las ha engrandecido por sentirse amadas, hace que me surja la gratitud.


    A Aure por respaldar a esas hermosas amazonas y por intentar nombrar a cada cosa de la única manera que yo puedo comprender, me surge la gratitud.


    A Susi, por su incondicionalidad hacia ese ser de luz que es mi Pau por la que ya di gracias, me surge la gratitud.


    A Carlos por haber contribuido a la luz de esos dos hermosos por los que ya di gracias, aflora la gratitud.

 

    A Elena y Cristi, como parte del grupo por el que ya di gracias, a ellas que me abren su casa y me ofrecen su mesa con esa cercanía, despiertan mi gratitud y mi cariño.


    A Mari Carmen mi hermana por la que ya di gracias, que con esa llamada semanal de: te espero a comer, y al final: qué te puedo compartir. Me despierta gratitud.


    A mis sobrinos casi hijos, les doy gracias por ser cada uno y cuando veo que algunos me eligen me mueve a la gratitud con todo amor.


    A mis seis compañeras de aventura, al cerrar el año con nuestro libro en la mano, me despierta la gratitud.


A Francisco Possenti, San Gabriel de la Dolorosa, por aceptar que, a pesar de mis décadas cumplidas, pueda seguir ofreciéndome la oportunidad de colaborar con mi granito de arena, sin fijarse en la fecha de mi nacimiento, me mueve a la gratitud.


    Así termino el año dando gracias y para quienes me inspiraron, toda mi gratitud.



Ilustración; Fotografía de Polina Kuzovka en Unsplash

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