Mantener en alto la esperanza - Marichoni
- Marichoni
- Apr 25
- 2 min read
Tener esperanza es tener
luz a pesar de la oscuridad.

Cuando escuchamos la palabra esperanza, el sentimiento que surge es de: renovación, nuevo aliento, deseo de seguir, nuevos propósitos, reinicio, cambio de perspectiva y muchas más cosas que pudiéramos plantear.
Se dice coloquialmente que la esperanza es lo último que se pierde, por ello la relacionamos con hálito de vida y directamente con lo que significa vivir.
Si atendemos a la conformación de la palabra, vemos que tiene la misma raíz que esperar y coinciden en: puerta abierta para mejorar, encontrar luz en la oscuridad, renacer para construir y reconstruir, aunque para ello tenga que esperar.
Porque la vida en su constante cambio, no siempre nos permite sentir latir el corazón con esperanza. A veces el error, el fracaso aparente o momentáneo, el dolor o la pérdida nos oscurece el panorama y se esconde y no sabemos cómo encontrarla.
Tal vez una fórmula para mantenerla en alto o para recuperarla cuando parece que se ha extraviado, sea acudir a la fe, esa acción de creer, esa actitud de confiar, ese abandono a un designio que, por inexplicable, tiene que ser resultado de ese Ser Supremo, superior a nuestra comprensión, a nuestra visión y percepción, a nuestra realidad y a nuestro razonamiento.
Si combinamos la fe con la esperanza ¿qué sucedería? Tal vez recupero la luz, una nueva alegría, la confianza y aparece un nuevo despertar a la vida.
Pero como nada de esto es estático, nada es para siempre, la vida en su ir y devenir, vuelve a esconder nuestra esperanza, se vuelve a escabullir y hay que volver a buscarla.
Por ello, cuando encuentro, como parte de la fe, una voz que me invita a volver a encontrar mi sentido de vivir, una mano amiga que se ofrece para acompañar mi oscuro trayecto, aunque éste sea temporal, para ver la luz que, tal vez ha estado siempre ahí y que, en mi pérdida de esperanza, cierro los ojos y la pierdo solo para mí, la puedo recuperar y encuentro nueva fórmula para vivirla y volver a sembrarla dentro de mí:
Fe + esperanza + mano amiga = vivir con sentido y alegría, reconocer lo que sí tengo y soltar lo que quiero tener.
Sí, por ello confirmo: la esperanza es lo último que se pierde porque allí radica mi sentido para vivir.
Ilustración: Fotografía de Sven Bradsma en Unsplash
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