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Un caleidoscopio en la vida - Marichoni


 Los matices necesarios
 y bellos de la realidad.
 Los colores intermedios. 

Era demasiado pequeña, creía que estaba en el centro del mundo y que yo definía los colores y las formas de la vida. Pero pronto, muy pronto me vi impactada por encuentrosinesperados que me hicieron moverme hacia un lado, nunca había estado en el centro, solo yo lo creía.

Mi familia, la que me recibía y a la que pertenecería, me mostró una gama de colores con cada personaje que me acogió: padres, hermanos, abuelos, tíos y primos, todos cómplices de haber empezado a mover el caleidoscopio de la vida durante esa hermosa etapa que llamamos infancia.

Más tarde, al entrar a la Secundaria “8”, una escuela oficial, impensable en otro tiempo, me permitió descubrir formas nuevas de libertad, con experiencias de vida diferentes a las que había conocido hasta ese momento, y se movió el caleidoscopio provocando mi asombro; eso me ayudó a descubrirme, a conocer aspectos que siempre habían estado, pero no los había observado y mucho menos utilizado y se rompió la gama de colores en nuevas tonalidades.

Un nuevo impacto de vida vino a reconformar formas y colores: esos grupos de comunidad, Las Águilas, que me llevaron a lograr una nueva visión de la fe y a encontrar un proyecto y un compromiso, nuevamente el caleidoscopio se movió y modificó.

El CIE esa escuela que, rompiendo mis esquemas de cómo hacer la educación, aceptar las diferencias, tomando conciencia de lo desconocido y nunca practicado, y así obtuve una nueva descomposición de formas y colores de ese caleidoscopio para construir un quehacer con mayor libertad.



Otro impacto y otro movimiento de ese caleidoscopio: el nacimiento de mis hijos que transformó mi manera de ver el mundo, mi búsqueda y el anhelo de permanencia. Ese movimiento determinó mi ser, mi percepción, mi visión y mi misión y, como fueron cinco, cada uno cambió las formas y colores, descubriendo algo nunca visto. Y así ha seguido siendo hasta la fecha, reconociéndolos únicos e irrepetibles y además ofreciendo, en sus hijos, mis nietos, una nueva combinación con formas y colores que hacen que me imagine estar un poco cerca del cielo.

Pero llegó lo inesperado y, una vez más el caleidoscopio se movió rompiendo lo inamovible de mi pequeño salón de clases, una pandemia y la tecnología me obligaron a ver con nuevas formas y otros colores la ciencia, el arte, la historia, que tenía que develar a los niños para que ellos, a su vez, ampliaran su capacidad de expresión con una libertad que despertara su creatividad.

Nuevamente la aparición de más formas, de más colores a través de un taller de autobiografía novelada, me ha permitido reconocer el colorido interior, con formas no identificadas y que ahora salen a la luz para contar, a través de la palabra, los movimientos de ese caleidoscopio de la vida que llegó a las ocho décadas y que continúa el camino y los movimientos que lo han guiado.

Desde el primer impacto hasta este momento, las formas y colores que he descubierto han resultado casi infinitas, por ello me pregunto ¿cuántos movimientos todavía hará ese caleidoscopio que ofrece formas y colores irrepetibles? ¿Solo Dios sabe…?


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