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¿Un silencio o una coraza? - Marichoni



    Nuevamente surge la oportunidad de hablar de corazas.


    En mi experiencia ¿Para qué sirven las corazas? ¿Cuándo me las fui poniendo? ¿Cuántas he mantenido y cuántas ya deseché?


    Parece que hay una contradicción entre ponerse una coraza o valorar la sinceridad, como si ambas acciones fueran forzosamente antónimas y no se puedan conjuntar, la disyuntiva está en: hablar o callar, opinar o ignorar, participar o abstenerse.


No lo pienso así, a lo mejor se pueden combinar:

    El silencio puede resultar una coraza y una defensa o una actitud de prudencia y respeto. Cuando la ideología de la mayoría tiende a ir hacia un lado con el que no concuerdo, el silencio qué es ¿una coraza o una actitud de respeto? y ¿a qué precio sostengo ese silencio?


    Tal vez, a veces, a tan alto precio que puede parecer lo que no soy y que pienso o lo que no pienso o siento lo que no siento y no una actitud de aceptación a lo que es diferente y que hacerlo así, me mantiene en relación y no provoca ruptura.


    En algunos casos, también tomo en cuenta otro factor: la oportunidad, y ella me dice: ahorita habla o… en este momento, mejor calla.


    Por ello, el tener acceso a ponerme una coraza también es un derecho de sobrevivencia en lo físico o en lo emocional, según sea el caso. Es una actitud de defensa para cuidar con justicia lo si se puede y reconocer lo que no, lo que sí es y lo que no.


    En algunos medios, en determinados ambientes o con algunas personas, me pongo ciertamente una defensa, aunque nadie se dé cuenta. En la medida que percibo, siento y me demuestran confianza, voy quitándome piezas de esa armadura que parece que me acoraza, como le sucede al personaje de aquel cuento de Robert Fisher “El Caballero de la Armadura Oxidada”.


    Pero cuando me deshago de las corazas y valoro el silencio o la oportunidad de participar, de opinar y hablar, esto se convierte en la posibilidad de recuperar algo de tranquilidad y, por lo tanto, algo de lo que me hace sentir feliz al descubrir que es importante lo que comparto, porque el mundo, ese que juzga, me hace pisar con cuidado, pero cuando el terreno me permite hacerlo con seguridad y con aprecio, puedo ser yo misma, puedo deshacerme del completo de la armadura que aparece como capa protectora pero que no permite que se vea la totalidad de mi verdadero yo.


    Por ello vuelvo a sostener: una coraza o un silencio es mi derecho hasta que puedo descubrir mi auténtico interior, porque el exterior, ese no lo puedo ocultar, está absolutamente a la vista.



Ilustración: Fotografía de Nick Shuliai en Unsplash

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