“El que tiene un amigo, tiene un tesoro”Del romancero popular
Me quiero referir a la amistad, pero no en abstracto, prefiero hablar de las amigas, de lo que significa esa elección que se ha hecho por ciertas personas, encontrándose no siempre en las coincidencias, algunas veces a pesar de las divergencias.
Estoy unida a un grupo de amigas, al que llamamos “Comunidad de las Águilas”, hace más de 53 años, un grupo de amigas que han pasado por muchas experiencias, que han tomado muchas decisiones, que han tenido que definirse sin buscar igualarse ninguna con ninguna.
A veces coincidiendo en la búsqueda, en el tiempo de la vida, en las responsabilidades a cubrir, otras con elecciones en las diferencias, sin aprobación y sin condena, sólo observándonos en nuestro actuar, con el sentido de libertad que cada quien entiende, con un uso del tiempo diferente, con una administración de los intereses de manera particular, pero siempre cubriendo el sentido de la amistad, de esa elección de cada una para cada una y, más allá de cada una, por ese grupo en el que cada quien tiene una función: la que opina, la que invita, la que propone, la que sigue, la que se cobija entre las demás y la que es cobija de las demás.
Una verdadera amistad porque ha servido de testigo y testimonio de la vida, porque los rincones oscuros en el grupo se iluminan, porque las diferencias y las contradicciones se perdonan, se aceptan como resultado del cariño acrecentado a través del tiempo, del crecimiento y también del envejecimiento.
Ahora puedo decir que no sólo se es amigo en lo que se coincide, también es una realidad en lo que se difiere y más aún en ello, porque se sobrepasa todo ante el verdadero cariño confrontado en la amistad. Contar con un grupo así, tiene un grupo de apoyo de manera natural.
Ilustraciones: fotografías del acervo de la propia autora.