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A ti que fui tu primer amor - Marichoni



Dicen que no hay luna
como en enero, ni amor 
como el primero.

Estábamos en el mismo grupo, en 6º. de Primaria, nos encontrábamos cada día y el saludo de mi parte era: Hola corazón, tú llegabas con gran alegría. En varios momentos me preguntabas si quería casarme contigo, y, aunque yo era un poco mayor que tú, no afectaba pues al fin que para el amor no hay tiempo, distancia o edad, así que yo siempre daba la misma respuesta: claro, por supuesto.


Pasaron los meses, yo sabía que tú platicabas sobre mí en tu casa, de tal manera que un día tu papá, que no solía ir a recogerte a la salida, se presentó con el afán de conocerme.


Para las Navidades, tú me regalaste una plantita en un hermoso y pequeño florero, pero tu papá compró una gran caja de chocolates para que me la dieras.


Me seguías formulando la misma pregunta, si quería casarme contigo, yo afirmaba y reafirmaba con mi: Claro, por supuesto.


Hacia el mes de febrero, en el colegio se improvisaba un registro civil para el Día de San Valentín, reconozco que era una forma boba de frivolizar el matrimonio, pero había que entrar al juego, tantas veces me habías pedido que me casara contigo que esperaba la lógica pregunta para formalizar la respuesta, con firma y frente a testigos, sin embargo, había en el grupo una niña a la que le propusiste ese día llevarla al registro civil improvisado y a ella le diste aquel anillo de mentiritas y ella fue la que firmó el acta del supuesto matrimonio.


Los días pasaron y tú seguías buscando el Hola corazón, de mi saludo mañanero y yo, fiel, lo seguía ofreciendo. Aquella plantita que me regalaste creció y creció, de ella saqué reproducciones para ocupar más de tres macetas.


Llegó el final de año y sabía que el momento de despedirnos se acercaba, te di un fuerte abrazo y te dije que nunca te olvidaría, te reíste y con lágrimas en tus ojos me devolviste el abrazo.


Allí me di cuenta de que los años de diferencia sí contaron, yo tenía sesenta y nueve y tú sólo once, tú eras mi alumno y yo tu maestra, con razón tu propuesta se dirigió a una niña con los mismos once años de tu calendario.


Pero estoy segura de que. aunque fue la otra niña quien firmó aquella acta del falso matrimonio, yo fui tu primer amor y eso es lo que cuenta.

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