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Comenzar de nuevo - Marichoni

Siempre se puede volver a empezar.
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    En breve comenzaré mi año sesenta y dos de trabajo como maestra: nuevo grupo, nuevos niños, nuevos padres de familia de los niños, nuevas formas de decir y entender las cosas, nuevos métodos de aprender y quién sabe cuántas cosas nuevas más se me presentarán.


    Cada inicio de alguna actividad, de alguna relación, de un proyecto o de una nueva experiencia, también hace nueva la esperanza de acertar y hacerlo mejor, de recuperar y transformar el hacer de una manera más enriquecida por la experiencia adquirida o por la ilusión renovada.


    Por ello tal vez hay que mirar en tres tiempos la nueva oportunidad:

     Como el pasado por lo que dejó de enseñanza reconociendo que el esfuerzo realizado solo uno lo conoce, los que lo compartieron solo lo miraron, pero no lo pueden dimensionar, no esperemos que sea reconocido y menos que sea agradecido, la verdad de la entrega cada quien la conoce.


    Como el presente, por la oportunidad de volver a realizar aquello que es nuestro trabajo visto como misión, con una nueva visión, con el acervo que ahora se posee para evitar equívocos en lo posible, ahora se cuenta con una experiencia que alimenta y de la cual ya se obtuvo un aprendizaje, ya se tienen algunas certezas en el hacer, eso siempre permite pisar con mayor firmeza un sendero en el que se conocen las zonas planas y los escollos a eludir, siempre que esto sea posible. Esa firmeza ofrece cierta seguridad en los pasos que hay que dar al desarrollar una actividad con elementos conocidos.


    Como el futuro, porque todo lo nuevo puede tener sorpresas, por ello hay que abrir los sentidos, que siempre tienen que contarse más que cinco, para mirarlo desde múltiples ángulos: nuevo será el objeto de trabajo, nuevo el sujeto, yo misma nunca soy igual, nuevo el panorama, el mundo ha cambiado de ayer a hoy, nueva la manera de abordar la actividad, los estímulos tienen que responder a lo que ya no es igual.


     En el caso concreto de mi hacer como maestra, después de hacer esta reflexión, me mueve a pronunciar una oración de ayuda para hacer mejor las cosas de lo que hasta ahora las he realizado.


Señor:  Ayuda para comprender a cada niño en sus diferencias, sus semejanzas tienen menos conflicto.


    Certeza en la materia de estudio, para poder acercarla con mayor eficiencia a cada uno, sabiendo que todos aprenden de diferente manera.


    Aceptación y paciencia para reconocer que el tiempo es una conciencia tan personal como lo diferente que tiene cada uno al ser como es y al ser quien es.


    Diversidad de formas de utilizar el lenguaje que es el medio por el que me pongo en comunicación con quienes será mi compromiso por este año que empezará.


    Apertura para mirar y orientar aquello que hay que cambiar y que puede plantearme dificultad.


    Claridad para centrarme en lo esencial y no en mi éxito personal, que a nadie interesa.


    Reconocimiento de mi límite para dar voz de auxilio cuando lo requiera para recuperar la esperanza y la confianza.


    Sabiduría para identificar lo que es trascendente y que a veces la exigencia del momento, oculta.


    Humildad para no esperar que se me reconozca lo que yo solo puedo saber en cuanto a la inversión de tiempo y esfuerzo.


    Gratitud por poder hacer lo que me gusta y para lo que creo tener habilidad y hacerlo de forma nueva y más asertiva.


    Ojalá sea un comenzar de nuevo con alegría y entusiasmo, como si no fuera el año sesenta y dos sino el primero en el que el alma nueva tenía al cien la ilusión.


    Que así sea.                     



Ilustración: Fotografía del archivo de la propia autora.                   

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