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Creación – Esther Solano



Me regocijo en mirar el mundo a través de los ojos de mi hijo. Apenas tiene un año, todo es nuevo para él. Todo lo recibe con sorpresa.


A veces yo señalo maravillas, pero él las desprecia y encuentra las suyas propias: la tierra, los guijarros, la llanta de una bicicleta, el pasto.


Mi niño no requiere lujos, el mundo es nuevo, y todo es prodigio.


Sus ojos son los de un explorador, sus manos descubren texturas, su lengua sabores sin fin.

Todo es nuevo aunque ancestral sea el volcán, aunque cotidiano sea el lodo, aunque ínfimo sea el grano de arroz.


El mundo entero un regalo exclusivamente para él, por él. Sin sus ojos, sus manos, su oído, su lengua el mundo no existiría.


Es mi niño creando el mundo con sus pequeños dedos, regalándomelo envuelto en novedad para que yo lo descubra por primera vez a través de sus ojos.



Ilustración: Fotografía de Henley Design Studio en Unsplash

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