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El asombro para la vida - Marichoni

El asombro es el principio

de la sabiduría.

Sócrates

 



    ¿Qué habrían dicho esos primeros pobladores cuando, muertos de frío, frotando dos varas, produjeron el fuego?


    ¿Qué reacción habrán tenido esos cazadores cuando probaron la carne cocida que satisfizo su necesidad alimentaria con menos riesgo para su salud?


    ¿Cómo se habrán sentido esos primeros creadores de palabras cuando se dieron cuenta que adquirían significado no nada más para ellos, sino también para sus semejantes?


    ¿Qué habrán dicho los europeos cuando descendieron de sus barcos y encontraron todo un mundo desconocido que los dejó estupefactos?


    ¿Qué habrán dicho los naturales de tierras de América, aunque en ese momento no tuviera ese nombre, cuando vieron descender a personajes que salían de sus casas marítimas, al verlos vestidos, con más de dos piernas, porque contaban las de sus caballos, pisando lo que ellos, como espacio propio habían dominado y delimitado?


    Creo que, en todos los casos, tuvieron una sensación de asombro que los dejó perplejos.


    En este proceso de crecimiento, construcción y creatividad, de aprendizajes de la humanidad ¿cómo habrán reaccionado cuando vieron repetirse el día y la noche, cuando pudieron contar los días de frío para que terminaran y volviera el calor, cuando al mirar hacia el cielo, todo lo que veían tenían figuras similares: la luna, el sol, la luz de una estrella?


    ¿Cómo habrán podido saberse distintos del resto de los seres del reino animal? Asombrados.


    Esa capacidad de asombro pasó por los ojos, los oídos, el sentir corporal. Con todo su ser aprendió, se dio cuenta, lo supo y lo generalizó.


    Este proceso de la humanidad se repite en cada ser humano. Poco a poco, paso a paso, va aprendiendo a partir del asombro.


    Soy maestra hace sesenta y un años, he trabajado con niños entre seis y quince años, me he dado cuenta que han modificado conductas a partir de reconocer que sienten asombro al ver un atardecer, jamás se repiten, a partir de descubrir su propio poder a la hora de crear un avión que le hace vivir la experiencia de volar, al ponerse unos lentes que le permiten volver a ver con precisión cuando parecía que, al natural, su visión no lo lograba, al entrar a su casa: una vivienda no solo más segura y amplia que la cueva en la que se resguardó al principio de su existencia, sino que ahora es cómoda y hermosa y acogedora.


    Sí, después de ejercer por más de seis décadas la promoción de aprendizajes, quiero dar una voz de alerta a la nueva generación, a la que la tecnología parece que le ha hecho perder la capacidad de asombro, no con afán de evadirla, de prohibirla o de negarla, pero como un alto para que el niño vuelva a necesitar hurgar en su interior para indagar a partir de esfuerzo, a buscar su propia respuesta que requiere su pregunta, la de él, a probar, errar y volver a intentar, a reconocerse como el único ser con una inteligencia trascendente, una naturaleza que puede seguir en construcción como una acción de su voluntad no como la experiencia solamente de una inteligencia artificial, porque por su propia esencia, al ser artificial, tiene final.


    Quiero seguir ofreciendo oportunidades de asombro, de un Oooh ante lo que venga y ante lo que ya se fue porque es sobre lo que me apoyo.


    Espero que la tecnología sea mi aliada y no la oportunidad de mi alienación, quiero seguir asombrándome sobre lo que puede lograr el ser humano que todavía ni él mismo imagina y acompañarlo en su camino después de reconocer su asombro ante él, ante la historia, ante su mundo y ante el futuro.


    Ojalá encuentre el eco en reconocer que El asombro es el principio de la sabiduría, y yo agrego: y una oportunidad de felicidad en la creación de la propia obra inédita y original.



Ilustración: Fotografía de Nathan Bingle en Unsplash

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