Una única historia, donde la doncella pobre y honesta es salvada por el prÃncipe azul. Con esa única y falsa historia fuimos lanzadas a la vida, preparadas para aguantar ser pisoteadas, negando el éxito por méritos propios, porque alejarÃa al amado. Desconfiando de otras mujeres, rivales astutas capaces incluso de ofrecer falsa ayuda.
Solas, empequeñecidas, sepultadas por escombros, esperando pacientes, el romántico final capaz de dar sentido a esa triste historia.
No vimos, ni leÃmos historias de mujeres que se construyen a si mismas. Que se salvan de sus prÃncipes violentos con astucia y tenacidad. Que cuentan con sus hermanas, amigas, compañeras para sortear los retos de la vida.
Vamos adelante con la certeza de que existen muchas más historias, escribamos la propia sin prÃncipes ni brujas. Escuchemos, exploremos, aprendamos de cada hermana, estemos atenta a cada historia distinta. Por la niña que fuimos y por las niñas que han de crecer acompañadas para crear un futuro más brillante del que somos capaces de imaginar.
Ilustración: FotografÃa de Henrique Malaguti en Unsplash