Darle tiempo al tiempo
Dicho Popular.
Muchas veces he oído la expresión de Todo tiempo pasado fue mejor, parece triste la expresión porque la esperanza que, también se dice que Es lo último que se pierde, no se puede dejar de experimentar en todas las épocas de la vida. Si todo lo que ya pasó fue lo mejor, ¿Qué espero del hoy y del futuro?
La vida se vive por etapas, una se dedica a La Planeación, otra es para La Construcción y otra para la Contemplación de la propia obra personal.
Esa primera etapa en la que planeamos lo que deseamos, anhelamos o soñamos realizar, requiere de la toma de conciencia y del autoconocimiento: qué quiero y qué voy a poner en juego para lograrlo. La conciencia me permite responsabilizarme y el autoconocimiento me lleva a identificar y poner en juego mis fortalezas. Es una etapa de aprendizaje, de descubrimientos y de sueños con visión de futuro.
Esta planeación se termina cuando empezamos a construir la vida, cuando ya tenemos claro lo que queremos lograr y reconocemos el precio que debemos pagar para alcanzarlo.
Es el momento de empezar a actuar, es una etapa de mucho trabajo, de gran esfuerzo, de hacer y revisar el hacer. El aprendizaje no se puede dejar de lado porque la revisión de rumbos y pequeños logros se tienen que evaluar, se deben revisar porque si recordamos a Machado, sabemos, como Él nos lo dice, Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
A veces se siente la tormenta de las dificultades del momento y es allí cuando podemos recordar los versos del Poema de Alexis Valdés: Cuando la tormenta pase y se amansen los caminos y seamos sobrevivientes de un destino colectivo, nos sentiremos dichosos tan solo por estar vivos, porque la vida se puede reorientar, se puede revisar y modificar y, por ello, volver a soñar, y esto se hace en el presente, no en el pasado. No todo tiempo pasado fue mejor. Indispensable sostener la ilusión para continuar construyendo la vida mientras haya vida.
Sin embargo, el paso del tiempo es ineludible y se llega a otra etapa en la que ya se ve la propia obra construida y los cambios ya son pequeños, ya no hay ni energía ni deseo de grandes modificaciones, pero sigue habiendo un presente y se puede seguir visualizando, aunque sea a corto plazo, un futuro y la esperanza, la aceptación y el reconocimiento logran su cabida dentro de la observación de los propios logros y de los sueños rotos y es cuando vale la pena responder: La que pude ser saluda respetuosamente a la que soy. Y con ello reconozco y valoro el pasado con sus logros, el presente con su realidad y el futuro como lo que todavía tengo oportunidad de lograr.
Y así vuelvo a repetir: No todo tiempo pasado fue mejor porque la esperanza es lo último que se pierde.
Estoy hecha para la vida y la vida es mi pasado, mi presente y mi posibilidad.
Ilustración: Fotografía de Mark Harpur en Unsplash
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