Yo siempre te recuerdo
¿Te acuerdas papá que cuando era pequeña te veía llegar tan serio? Me sentía un poco inhibida, creía que, tal vez no deseabas que me acercara porque te sentías fatigado.
¿Te acuerdas papá cuando, acostado en el sofá de aquella casa de Orizaba, cuando te oía respirar con cierta fuerza, con mis cuatro años te pregunté si estabas cansado y te reíste?
¿Te acuerdas papá cuando me llevaste a comprar aquel abriguito amarillo que tanto me gustaba? Aunque hiciera calor me lo ponía, me sentía orgullosa con él.
¿Te acuerdas papá cuando te quedaste sin el amor de tu vida y no sabías cómo iniciar una conversación simple, sobre aspectos de la vida diaria? Ella era la que siempre lo hacía por ti y ¿te acuerdas papá que fuiste aprendiendo a hacerlo a tus setenta y cinco años porque no te quedaba otro recurso? Una decisión hubiera podido ser mantener tu silencio pero te hubiera alejado de los cariños que te quedábamos, tus hijos y tus nietos y eso no era lo que querías.
¿Te acuerdas papá cuando aprendiste a esperar cada noche por esa simple llamada telefónica que te hacía cada noche sólo para preguntarte: -papá cómo estás, - bien hija, - bueno, hasta mañana, y te acuerdas que esa seriedad poco a poco se fue endulzando y llegaste a sentir el apoyo que necesitabas?
¿Te acuerdas papá, cómo te costó celebrar aquel primer cumpleaños rodeado de todos menos de ella? Pero ¿te acuerdas que aprendiste a disfrutarlo y después esperabas que te lo celebráramos?
¿Te acuerdas papá? Yo no he olvidado nada ni un solo día.
Ilustración: Fotografía del archivo de la propia autora.